El Plan de Excelencia Turística de Comillas pone a su disposición el más completo conjunto de recursos que le permitirán conocer, valorar y disfrutar Comillas en sus distintas facetas.
Descarga aquí la Ruta Monumental de Comillas: RUTA MONUMENTAL
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Casa de Antonio López, Marqués de Comillas.
Decidió construir este inmueble para su madre a mediados del S. XIX. Se trata de una casa construida al gusto racionalista. En su origen Ocejo era una casa exenta, cúbica, con tejado a 4 aguas y 4 fachadas, de las que la fachada principal, desde la cual se denomina la Plaza de los Tres Caños, (actual Plaza de Joaquín del Piélago), es la única construida en piedra de sillería bien labrada, pero sin ornamentar.
Se diferencia esta fachada de las otras tres en la puerta y en las 4 ventanas de la planta baja rematadas por un curioso adorno ojival que hace presagiar un estilo neogótico.
Las demás fachadas presentan balcones y ventanas recercado en piedra con fuertes rejas en la planta inferior, muy al gusto montañés. Desde el punto de vista arquitectónico destacan las ventanas neogóticas que adornan las fachadas ejecutadas en piedra de sillería. La tapia del jardín que se asoma al paso de la carretera de Comillas a Cabezón, son originarias de 1850.
En 1881 el Rey Alfonso XII anuncia a D. Antonio su intención de pasar el verano en Comillas es entonces cuando el Marqués Comillas llama a todo tipo de artesanos de Cataluña, así como a arquitectos.
Monumento a pie de calle accesible, pero no se puede visitar el interior.
El puerto esta defendido de los temporales del Noroeste, Norte y Nordeste, por un alto dique poligonal, que configura una dársena interior, tiene un difícil acceso de solo 9m de anchura en el que existen una compuerta hecha de vigas de madera con las que se cierra la dársena cuando hay mareas fuertes o resacas que ponen en peligro las embarcaciones del interior.
Durante muchos años la actividad marinera de Comillas estuvo vinculada a la playa, ya que el puerto como tal no se construyó hasta el 1603 quedando concluido en 1716, habiéndose invertido más de 30.700 ducados y siendo costeado por los propios vecinos de Comillas. El puerto estaba defendido, en su tiempo, por tres garitas y un fuerte con cuatro piezas de artillería. Desde siempre y sobre todo desde la construcción del puerto, tendría una preferencia en su actividad pesquera: la caza de la ballena, a la que salían a cazar en chalupas, armados de arpones. La importancia fue tal que Comillas fue el último puerto santanderino que mantuvo su tradición ballenera hasta bien entrado el S.XVIII. La tradición reconoce a la gran Peña Blanca, situada debajo de las bodegas de los marineros, el lugar donde antaño se arrastraban las piezas de los cetáceos logradas para descuartizarse. Las capturas más frecuentes eran el besugo y el congrio en invierno, y la sardina y el bonito en verano.
Hace bastantes años se exportaban por el puerto blenda y calamina. Así mismo, se descargaban o importaban por el mismo, años atrás, carbón y cemento.
Siguiendo una tradición secular tuvo organizada y reglamentada su propia Cofradía de Pescadores o Cofradía de Mareantes, llamada del Santo Cristo del Amparo, desde primeras décadas del S.XIV. Sin embargo, en el S.XVII, comienza a decaer el Cabildo de Mareantes en razón al corto número de embarcaciones y pescadores a que ha quedado reducido.
En la zona de servicio del puerto hay una Lonja de pescado: edificio de estilo montañés ubicado sobre el muelle oeste, se construyo en 1942 sobre los cimientos y muros de contención de un antiguo almacén de minerales de la Real CIA Asturiana de Minas. El edifico tiene un cuerpo central de dos plantas y dos laterales de una sola planta.
Camino del espigón, se ha colocado una placa de bronce con figura de busto y bajorrelieve del poeta comillano Jesús Cancio (1885-1961), el llamado “poeta del mar”.
Paseo accesible por una acera desde la playa, pequeño escalón para bajar de la acera y se continúa el camino por la carretera.
Estamos ante una magnífica costa acantilada, que alcanza 50m de altura, solo interrumpida por la playa de Comillas que se puede dividir en tres zonas .
La primera, abarca desde la” Piedra del Pajarito” hasta el conjunto de rocas del Portillo (a la derecha).
La segunda es la zona central, con un paseo marítimo y diversas instalaciones.
La tercera es la zona del puerto. Comillas no solo posee ésta que se extiende entre el puerto y el “Picu Miradoriu”.Está la playa de los Muertos, detrás del cementerio del pueblo, enmarcada en una bahía diminuta.
La última playa comillana, aunque no está en el casco urbano, es la Ría de Oyambre, que presenta ecosistemas de gran interés. Y es que Comillas, aunque tuvo su auge, primero ligado a la pesca y más tarde a sus minas y comercio de blenda, su auténtico renombre y connotaciones aristocráticas los adquirió a finales del SXIX, como lugar de veraneo del monarca Alfonso XII en 1881 y 1882. Le siguieron su Corte, gentes nobles y adineradas gracias a un personaje de origen modesto: Antonio López y López, quien llego a ser el primer Marqués de Comillas en 1878. Sus relaciones con Barcelona, con la arquitectura y artistas de la época hicieron que hoy, se aglutinen fantásticos edificios y que esta villa sea uno de los centros del modernismo español.
La ermita de Santa Lucía, posee un carácter eminentemente popular con una buena imagen de la patrona, fue realizada por donación de los pescadores. Estos acudían a escuchar misa, a primeras horas, antes de salir a la mar. Es de gran simplicidad en planta y alzado, con cubierta a dos aguas, la puerta principal de madera y precedida por un pequeño porche.
Destaca una pequeña campana que sonaba cuando las condiciones atmosféricas eran adversas.
Monumento a pie de calle accesible desde Paseo Santa Lucía. El enlace con el Paseo Manuel Noriega y la playa es a través de escaleras.
En 1794 el Arzobispo de Lima, Juan Domingo González de la Reguera, mandó construir el edificio para destinarlo a instrucción, y donde se situó en 1802 el Real Seminario Cántabro; obra del maestro Cosme Antonio de Bustamante. Se caracteriza por el clasicismo de su patio, presenta una planta cuadrangular, que se articula en torno a éste patio central; por la masiva construcción en sillería, muy bien trabajado en todo su conjunto, particularmente de su fachada con volados balcones.
J.D de la Reguera fundó y dotó la cátedra de latín, con su pasantía y escuela de niños. Además de los locales para las clases, fue la casa de los profesores de latín, los de las escuelas de niños, niños y párvulos.
En el edificio hay un escudo con atributos episcopales, timbrado por un sombrero clerical, acompañado de una mina y un libro abierto; del jefe salen unos cordones que cuelgan a los flancos, terminados en tres borlas colgantes y otra de unión, en vez de las diez que corresponde a su dignidad.
El campo lleva la punta cortada:
1) En jefe aparece una cruz como de Malta. A la derecha una nave pasa por un puente y a la izquierda se ve un árbol arrancado, a cuyo tronco se encuentra empinante un animal.
2) El báculo de pastor, cruzado con la cruz de doble traviesa , sobre una mitra obispal .Bordura que no abraca el jefe y que dice. «VIRGA TUA ET BACULUS TUUS IPSA ME CONFIATA SUNT” (Tu bastón y tu báculo, estas mismas cosas me han sido confiadas).
Al pie del escudo hay una lápida con la siguiente inscripción: REINANDO CARLOS IV Y A EXPENSAS DEL EXCMO. SR D. JUAN DOMINGO GONZALEZ DELA REGUERA, ARZOBISPO DE LIMA, GRAN CRUZ DE LA REAL Y DISTINGUIDA ORDEN DE ESPAÑA, SE HIZO ESTA ESCUELA PARA LA ENSEÑANZA PUBLICA POR DIRECCION DEL ARQUITECTO COSME ANTON. BUSTAMANTE. AÑO DEL SEÑOR DE 1794.
La entrada principal no es accesible, hay una rampa de acceso por la parte posterior del edifico para llegar al interior. El Centro Cultural cuenta con baño adaptado y ascensor para poder acceder al resto de plantas.
En el lenguaje popular de la Cantabria montañesa, corro es un lugar cercado y rodeado de frondoso árboles, donde se juega a los bolos o sitio donde solía bailarse al estilo suelto y con panderetas. Destacan un conjunto de casonas del siglo XVIII, viviendas características de la arquitectura noble en nuestro medio rural, construidas alrededor de esta plaza de San Pedro. En ella sobresale la Casa Cueto de principios del S XVIII (1724).
Hoy propiedad de la Familia Sánchez de Cueto. Casona con balcón volado y con cubierta a dos aguas de dos alturas, en su fachada presenta vanos regulares, simétricos, con la puerta centrada. Llama la atención la presencia de dos hastíales a manera de cortavientos. En la fachada principal hay un gran escudo, con yelmo y el característico plumaje que cae sobre unos lambrequines .Por soporte dos leones, surmontados de dos figuras humanas femenina y masculina, que cabalga sobre dos aves. Los leones apoyan sus patas sobre las cabezas de dos sirenas acostadas.
Hotel San Pedro. En 1946, se inaugura como Parador siendo aprovechada en todo lo posible, la antigua casa de los Balbas, presenta un escudo timbrado con yelmo de hidalguía con las armas de la villa de Comillas, con profusión de lambrequines por adorno, y el campo presenta la galera de remos que avanza sobre las cadenas y la torre Sevillana, todo sobre ondas de mar. En un lateral se sitúa la capilla de S. Pedro donde se realiza en la tarde del día de su nombre una solemne procesión publica y apenas aparece la imagen comienza una danza popular o baile llano llamada “baila al Sr. San Pedro”, en la que las mozas eran mujeres ancianas, que permanecían sentadas hasta que eran sacadas a bailar por los mozos picayeros.
Según la tradición, la devoción a la imagen de S. Pedro tiene su origen en que, de antes la gente del mar, tenía la costumbre de poner cada costera bajo la advocación de algún santo, cuya festividad tuviera lugar en los comienzos de la misma. Y así se encomendaron a este con motivo de la costera de bonito.
Plaza practicable, con suelo empedrado.
Durante las primeras décadas del SXX se fue articulando en España una incipiente acción católica. El devocionalismo fue uno de los rasgos más destacados, siendo la devoción al Sagrado Corazón uno de las expresiones más características de las consagraciones.
D. Alfonso XIII, en el Cerro de los Ángeles, consagro su persona y su reino al “Sagrado Corazón de Jesús”.
El monumento del Cerro de los Ángeles dará lugar a una proliferación, por toda la geografía española, de monumentos al “Sagrado Corazón”. Uno de los cuales se encuentra en Comillas, de gran sencillez, mandada realizar en Barcelona por el II Marqués de Comillas.
Esta escultura se encuentra situada en el lugar conocido como “La Peña”. Detrás la casa rectoral, que data de hacia 1770 con balcón de pulpito y cornisa requebrada, presenta planta cuadrada y tejado a cuatro aguas.
Los paramentos son de sillería o sillarejo, lo que la proporciona un aspecto de volumen cerrado.
Monumento accesible desde pie de calle. La subida al monumento no es accesible ya que hay escaleras.
Edificio con dos calabozos y patio interior fue construido y donado por los comillanos en 1879.
La ruta jacobea partía de la Antigua capital de las Asturias Orientales, Santillana del Mar, por Oreña continuaba el camino hacia Novales, pasando por Cigüenza.
El siguiente pueblo es Cóbreces. Entre Cóbreces y Comillas, la Venta del Tramalón, en cuya ermita se conserva una imagen de Santiago.
En Ruiloba, después de transitar por Concha se penetra en Comillas por el Portillo, no sin antes dejar a la derecha una atalaya desde la que se avistaban las ballenas y hacían señales de humo para que los arponeros salieran a por ellas.
Comillas fue la capital ballenera del Cantábrico durante el S.XVII, gracias a las rentas que de ello le produjo se emancipo de la jurisdicción señorial y pudo sostener, para atención de transeúntes santiagueros, el Hospital, que ya había construido una beata en la villa, con licencias e indulgencias papales, en el S.XVI.
En el S.XIX se recogió una curiosa leyenda, hasta entones trasmitida por tradición oral, referida al camino de Santiago en la que se cita a Comillas. «Cuentan que viniendo un caballero en seguimiento del glorioso cuerpo del santo Apóstol, cuando su discípulos le traían de Jerusalén a Galicia, no hallando pasaje en un brazo de mar que está hacia el valle de Comillas, se entró a caballo en el agua y paso a Galicia”. «Cuando salió del agua se vio todo el cuerpo, como su caballo, sembrado de conchas, por lo cual, desde entonces, se dieron por escudo de armas al Apóstol, y las usaron los peregrinos”.
Esta mítica leyenda, a pesar de sus fantasías, nos indica la fuerte tradición de la ruta de la costa por Cantabria.
Actual Jefatura de la Policía Local de Comillas. El espacio habilitado para el público es accesible.
Arquitecto: Francisco Hernández Rubio
Año de construcción: 1899-1902
Periodo: Historicismo inglés (tipo inglés)
Finalizando el siglo XIX, la influencia de la arquitectura inglesa llegó a Comillas, como consecuencia de la admiración de la burguesía española hacia el mundo anglosajón. Francisco Hernández Rubio proyectó para el prado de San José el Chalet del Duque de Almodóvar del Río.
Toma su nombre de los famosos “chalets” suizos y sus formas de la admirada arquitectura inglesa, insistiendo en todos los elementos tópicos de estos supuestos estilos rústicos: asimetría, multiplicidad de ejes, labores de madera y ladrillo, etc. Contrastando con el eclecticismo del Palacio de Sobrellano y el modernismo del Capricho de Gaudí.
En la fachada sudeste existe un escudo timbrado por yelmo afrontado con corona de duque y cimera que representa un rey coronado u con cadena la cuello. Lleva en derredor de la tarjeta un adorno de banderitas cargadas de signos o escudetes. El campo es cuartelado y con escusón.
Es una casa privada, no se puede visitar. Visita al exterior del monumento accesible desde Paseo Juan Martínez Noriega.
Situado en la Plaza de la Constitución, se construyó hacia 1775 sobre las ruinas de la ermita de S. Juan y antiguo Hospital de peregrinos. Sigue el esquema de soportal con arcos macizos de sillería de medio punto, los cuales amparan un amplio portal que se haya a disposición del pueblo y un piso noble con puerta-ventana abierta a un balcón corrido, apoyado en un gran antepecho.
La obra de cantería la realizó Simón Fernández de Castro En su fachada principal están expuestos 5 escudos de armas de los 5 arzobispos que hicieron que Comillas tomas el apelativo de la “Villa de los Arzobispos”.
Juan Antonio González de la Reguera (1720-1805) Obispo de Perú.
Rafael de la Vara (1754-¿) Obispo de Guatemala.
Bernardo Martínez de la Rabia81759-1826) Obispo de Sonora, México.
Saturnino Fernández de Castro (1827-1886) Obispo de León y Arzobispo de Burgos.
En su sala de juntas, de quien se desconoce quién fue el autor del diseño pero a juzgar por la semejanza con algunos motivos del Palacio de Sobrellano parece probable que se deba a Martorell siguiendo instrucciones de D. Eusebio Güell, figuran dos copias de retratos de D. Antonio López y López y D. Claudio López-Bru, y el de Joaquín del Piélago pintado por Antonio Caba Casmitjna (Barcelona 1838-1907). Se llevó a cabo para recibir la visita del Alfonso XII, ante la necesidad de acogerlo en un auténtico lugar representativo.
En la solana hay dos piezas heráldicas .Una de ellas bajo corona real y el otro va timbrado de yelmo de hidalguía, y presenta una nave que rompe las cadenas de Sevilla con su proa. En el cantón superior la torre andaluza y en punta de ondas de agua. Son las armas del Ayuntamiento de Comillas.
Se conservan, en la plaza, algunas casas de tipo popular montañés, casas en hilera con la fachada de miradores, con muros cortafuegos, aleros, que crean junto al Ayuntamiento y la iglesia un rincón austero. Comillas fue declarado conjunto histórico (Bien de Interés Cultural en calidad de conjunto histórico) en 1985.
El interior del edificio no se puede visitar. Cuenta con exposiciones temporales en los soportales, a los cuales se puede acceder por las calles empedradas del centro histórico, subiendo un pequeño escalón.
Época de Construcción: desde la segunda mitad S. XVII hasta 1831
Construida por Rubin, arquitecto de Pesues
Este edifico, fue físicamente construido por sus propios habitantes, quienes reservaron, durante los años que duraron las obras, un día a la semana para trabajar en el proyecto después de la escena ocurrida con el administrador del Duque de Infantado en la antigua iglesia que se erguía en el acantilado de la playa de los Muertos (actual cementerio) .También su coste fue compartido por todo el pueblo.
De planta cuadrangular y cabecera rectangular, con tres naves e imponente torre prismática, de cuatro alturas, rematada en el siglo XVIII con una balaustrada y acabada en un pináculo piramidal. Realizada en piedra de mampostería con sillería en los contrafuertes, en los esquínales y en los cercos de los vanos, acoge en su interior el Cristo del Amparo, patrono de los pescadores, bajo cuya advocación salían los marineros comillanos y a quien se encomendaban en los momentos de mayor peligro, y un interesante órgano romántico de inicios del siglo XX.
En el contexto de la arquitectura religiosa de la región, es singular este templo por presentar dos portadas. Al norte se abre una puerta entre contrafuertes, de influencia clasicista, con arco de medio punto flanqueado por pilastras y coronada con un frontón partido. Como remate hay una hornacina en la que destaca una imagen moderna de San Cristóbal, obra del escultor de Santillana del Mar, Jesús Otero. En la fachada opuesta hay otro acceso con los escudos de la villa y de la Corona y con una inscripción que se remonta a 1713.
Hay dos escudos. El de la derecha es cuartelado y con escuson lleva corona real de la que apenas queda vestigio, adorno de lambrequines y el collar del Toison de oro:
1) y 4) Castillo mazonado y donjonado. Armas de Castilla.
1) y 3) León rampante .Armas de León.
En el escuson las lises de los Borbones, timbrando una de ellas este pequeño escuson. Armas de Felipe IV. (Armas de España en la iglesia parroquial)
La otra pieza armera apoya como la anterior sobre tres cabecitas, presenta una nave rompiendo la cadena de Sevilla. En el cantón superior izquierdo una torre de tres cuerpos, y en jefe, algo que no se distingue muy bien. Armas de la villa de Comillas
La intervención de Martorell dejo una huella patente en el pulpito, en la reja del prebisterio, hoy parcialmente desaparecida, en el coro y las vidrieras, de las que solo quedan dos.
Acceso a través del casco antiguo con suelo empedrado. La planta principal de la Iglesia es accesible.
En el S.XIX los corros se ubican en la plaza del pueblo, muy cerca de la iglesia, cuya campana marcaba el final de la misa y el comienzo del juego de los bolos.
El alejamiento de los tiros y el peligro de las bolas obligaban a delimitar el recinto del juego, bolera o corro, con paredes de piedra que dieron lugar a las boleras tradicionales.
Campíos es uno de los barrios más típicos de Comillas; encaramado en una de las zonas altas de la villa, a través de sus calles irregulares desemboca en el Corro de Campíos, donde se realizaba el paseo, los bailes domingueros y donde se practicaba el juego de los bolos.
El Rey Alfonso XIII, lanzo unas bolas en este corro (1881) y es aquí donde se celebran los festejos del Santo Cristo del Amparo el 16 de Julio; durante años al Corro Campíos, se le engalanaba con arcos ,gallardetes y banderolas entrelazados por sartas de bombillas que al llegar la noche , en aquellas concurridísimas verbenas, lucían a centenares y eran prolongación luminosa del arco triunfal con que la villa saludaba todos los años a sus visitantes de aquellos días: «Comillas a los forasteros».
Hoy sigue teniendo un uso cívico como punto de encuentro.
Plaza accesible.
Doña Manuela del Piélago y Sánchez Movellán, mandó construir este edificio para destinarlo a escuelas gratuitas de párvulos (primero se estableció las clases para niñas y años mas tarde las de niños) y regido por la congregación de las Hijas de la Caridad Presidiendo el centro de su jardín, un ángel de fundición de hierro, se halla en un lateral de la Plaza del Ángel, construida actualmente. En un ángulo de la antigua escuela, se exhibe una imagen de la Virgen y el niño en brazos, que podría ser del escultor José LLimona.
Frente a él, la casa de Tomás González de la Reguera y doña María del Pomar, padres del Arzobispo de Lima Don Juan Domingo, data de 1726. Presenta solana entre los hastíales apoyados en ménsulas, y la cornisa presenta ya un requebrado donde apoya las vigas del tejado.
En la solana aparecen dos escudos. Uno de ellos encima de un dintel y sobre la cornisa en que apoya el alero, es de madera y policromado. Como timbre una cartelera en la que debió leerse alguna inscripción; un medallón en punta, cordones episcopales y campo cuartelado:
1) Una torre de dos cuerpos y a cada lado del homenaje sale una bandera, y a los flancos dos lises. Armas González.
2) Árbol siniestrado de una figura que no se distingue, pero se supone que será un león y en el jefe tres aspas.
3) Se repite el primer cuartel, esta vez sin lises.
4) Una contrabanda y en el cantón superior derecho flor de lis. Armas de González de la Reguera.
También en la solana, labrada en piedra, con un yelmo afrontado y con cartela de rollos, vuelve a repetirse este escudo, en todos sus detalles idénticos con la salvedad de llevar en el jefe la inscripción “ARMAS DE GONZALEZ DE LA REGUERA”.
Llama la atención que presenta una torre adosada (S. XV). De la antigua fábrica medieval solo conserva su s lienzos, un par de gárgolas de cañón y un remate moderno en el tejado. La torre se distribuye en tres plantas más bajo cubierta. Tiene una planta cuadrangular con muros de mampostería y sillería en esquínales.
Edificio adaptado y de fácil acceso, ya que cuenta con ascensores en su interior para llegar a todas las plantas.